jueves, 17 de septiembre de 2015

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Y LA ECONOMIA

La Doctrina Social de la Iglesia en la Economía y en la empresa
La Doctrina Social de la Iglesia en la Economía y en la empresa

El P. Manuel Loza Macías habla sobre los principios de la economía a la luz de la Doctrina social de la Iglesia.


Por: Manuel Loza Macías. | Fuente: www.usem.org.mx 




PUNTO CENTRAL:

La persona humana: naturaleza corporal y espiritual, creada a la semejanza divina con vocación trascendente, libre pero con responsabilidad de someterse a la voluntad divina.


I. PRINCIPIOS DE REFLEXIÓN SOBRE ECONOMÍA.

La persona humana, por mandato divino ha de someter la tierra.2 Para cumplir este mandato es necesario que todo ser humano tenga derecho al uso de los bienes del universo, esto es el fin del Destino Universal de los Bienes.3

La actividad económica es el medio para que se realice ese destino universal, al aumentar la calidad y cantidad de satisfacción en los bienes naturales al servicio de los seres humanos.4

En esta actividad económica el primero y fundamental elemento es el trabajo humano, que esta íntimamente unido a la dignidad de la persona. El primer medio en la historia del trabajo está en la riqueza y recursos que el hombre encuentra, como la principal donación por parte del Creador.

En la actualidad, el capital (todos los medios de producción) desde los más primitivos hasta los ultramodernos, han sido elaborados gradualmente por el hombre.

La propiedad privada, incluso en los medios de producción, es un medio para todos los hombres, teniéndola como estímulo humano, se dediquen a la actividad económica y así se llegue a que todos los hombres tengan suficientes satisfactores, a partir de los bienes naturales (hipoteca social).5

II. LOS PRINCIPALES AGENTES ECONÓMICOS.
La economía debe ser obra, ante todo, de la iniciativa privada de las personas, ya sea que actúen solas, ya sea que se asocien entre sí de múltiples maneras para procurar sus intereses comunes. 6

Una manera de asociarse las personas es la empresa: en ella son hombres libres y autónomos, creados a imagen de Dios, quienes la integran.7

Ya que la empresa se dedica a una actividad económica, debe tener como fin servir. Y, dado que son las personas las que la integran, también debe ser fin suyo el mejoramiento económico y social, propiamente humano, de todos los que la constituyen.8

Además del empresario directo, propietario o no (con el que trata directamente el trabajador) existe el empresario indirecto: persona, instituciones, contratos colectivos, principios de actuación que determinan todo el sistema económico. Las relaciones entre todos los agentes y beneficiarios económicos han de regirse por laJusticia y la Caridad.9


III. EN LA VIDA DE LA EMPRESA.

Los trabajadores han de tener una remuneración familiar, según la efectiva aportación de cada quien a la producción, la situación financiera de la empresa en que se trabaja, las exigencias del bien común de la respectiva comunidad política, principalmente en orden a obtener el máximo empleo de la mano de obra en toda nación, y por último, las exigencias del bien común universal.10

Las condiciones de trabajo han de ser tales que no peligre su salud física, moral o religiosa, teniendo en cuenta su sexo y su edad, las clases de tareas, los lugares de operaciones, el tiempo y su duración , la finalidad y la seguridad, etc..., siempre teniendo como parámetro la dignidad de las personas.11 

Habrá de procurase que el trabajador sea propietario y aún copropietario en su misma empresa.12

El trabajador no ha de ser un ejecutor pasivo, sino que de algún modo, según diste la prudente experiencia, participe activamente con su iniciativa y libre responsabilidad en la toma de decisiones en la empresa.13 

Esta participación permitirá que la empresa sea una autentica comunidad humana, cuya unidad se deja sentir en las relaciones de todos sus miembros y en la alta productividad.

Por su parte, los trabajadores deben respetar los derechos de los propietarios del capital. Entre éstos está el de recibir una justa retribución o utilidad.14

Todas estas retribuciones han de darse de acuerdo con las exigencias del bien común tanto de la propia comunidad política como de la entera familia humana: crear empleos, hace accesible para un mayor número de personas los bienes y beneficios de la cultura, aligera las desigualdades entre los distintos sectores de la economía (agricultura, industria y servicios) modernizándose según los adelantos de las ciencias y la tecnología, evitar la competencia desleal, favorecer el desarrollo de las economías más poderosas, etc.15


IV. EN LA VIDA DE LA SOCIEDAD.

Los responsables de la empresa han de cuidar que los recursos naturales no se usen impunemente, ya que algunos no son renovables, y en todo caso ha de
cuidarse la calidad de vida de las zonas industrializadas.

En el destino de las utilidades, más allá de la justa remuneración de sus propietarios, se deberá tener en cuenta la reinversión como previsión para el futuro y se tendrá presente preferir la del propio país si éste lo necesita, sin excluir las limosnas.16

Los sindicatos, tanto de empresarios como de trabajadores son indispensables de la vida social, no con la finalidad de lucha de clases, sino para estimular la colaboración. En caso de conflictos hay que esforzarse por encontrar una solución a través del diálogo, pero no se excluye el recurso a la huelga, cuando sea necesario y con las condiciones éticas para su licitud.17


V. INTERVENCIÓN DEL GOBIERNO.

El mercado libre y la competencia, aun cuando en ciertos límites sean justo e indudablemente benéficos, no pueden en modo alguno regir al economía, pues entran en juego los individualismos.18 

Tampoco puede regir una dictadura económica. El gobierno ha de intervenir, pero subsidiariamente.

Primero es necesaria la presencia activa del poder civil en la economía, para garantizar una producción creciente que promueva el progreso social y redunde en beneficio de todos los ciudadanos.19

En segundo lugar, dentro de los limites de esa subsidiariedad, el Estado y las demás instituciones públicas, deben de poseer bienes de producción.

En tercer lugar, ya que el desarrollo no debe quedarse en manos de unos pocos ni en manos de una comunidad política o ciertas naciones más poderosas, debe darse una planeación concentrada entre los principales agentes económicos de la sociedad.

Finalmente, también ha de intervenir el gobierno en pugnar por reformar el sistema monetario y financiero internacional, uno de cuyos principales asuntos es
la deuda internacional.20


Notas
1 Solicitudo Rei Socialis. 29. 2 – 9.
2 Ibid. 9-11.
3 Quadragesimo Anno. 56, 136. y Mater et Magistra 114.
4 Gaudium et Spes, 64.
5 Quadragesimo Anno 44 y ss. Mater et Magistra 43,71.
6 Mater et Magistra. 51.
7 Gaudium et Spes, 68.
8 Mater et Magistra. 94-95. Gaudium et Spes, 65.
9 Rerum Novarum 21, 41. Mater et Magistra. 228.
10 Mater et Magistra. 71.
11 Rerum Novarum 14, 31.
12 Quadragesimo Anno 65.
13 Ibid. 66.
14 Quadragesimo Anno 55 y ss. Mater et Magistra 78.
15 Mater et Magistra 79.
16 Rerum Novarum 16. Quadragesimo Anno 50.
17 Gaudium et Spes, 68.
18 Quadragesimo Anno 88.
19 Mater et Magistra, 52.
20 Sollicitudo Rei Socialis, 43 ss.


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