domingo, 6 de septiembre de 2015

MATERIAL COMPLEMENTARIO PARA ACTIVIDAD 2


MATERIAL COMPLEMENTARIO PARA ACTIVIDAD 2









DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA.



 Definición:

La Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) define así a la Doctrina Social de la Iglesia: “es la enseñanza moral que en materia social, política, económica, familiar, cultural, realiza la Iglesia, expuesta por quien tiene la autoridad y la responsabilidad de hacerlo.” Como ya vimos, dicha responsabilidad le corresponde al Papa y a los Obispos, en comunión con él.

Fuentes

La doctrina social tiene su fuente principal en la Sagrada Escritura, y una fuente secundaria en la razón humana, iluminada por la Ley Natural: luz de la razón, que, a través de juicios prácticos, le manifiesta al hombre que debe evitar el mal y obrar el bien.

Contenido de la DSI


La enseñanza pontificia en materia social es una doctrina, con tres características:

a) Síntesis teórica: un conjunto de principios, que cubren todos los aspectos del orden temporal;
b) Alcance práctico: la teoría ilumina la acción;
c) Moralmente obligatoria: si bien cualquier persona puede aprovechar su riqueza, para los cristianos es obligatoria, y deben vivir y actuar según sus principios.

Incluye:

  • Principios de reflexión: sobre valores permanentes (verdad, libertad, justicia, paz, caridad). Los tres grandes principios del orden social son los siguientes:
  • Bien Común: el conjunto de condiciones sociales que consienten y favorecen en los seres humanos el desarrollo íntegro de su persona.
     
  • Solidaridad: significa unir fuertemente; el hombre debe contribuir con sus semejantes al bien común de la sociedad en la que vive. En función del principio de solidaridad, la Iglesia se opone a todos los individualismos.
     
  • Subsidiariedad: ni el Estado ni la sociedad civil deben impedir las iniciativas de personas y grupos. En función de este principio, la Iglesia se opone a toda forma de colectivismo.

    Criterios de juicio: los principios fundamentan los criterios para emitir juicios sobre:
     
  • las situaciones: por ejemplo, evaluar el problema de la pobreza;
     
  • las estructuras: especialmente, las instituciones; por ejemplo, el funcionamiento del Estado;
     
  • los sistemas: por ejemplo, las consecuencias de la aplicación del sistema neoliberal en la economía.

    Como la Iglesia necesita conocer la realidad de cada época y en cada sociedad, antes de emitir un juicio, debe tener en cuenta los aportes de las ciencias positivas. En este terreno, hay que discernir cuidadosamente lo que es estrictamente científico, de las tesis que formulan algunas escuelas o autores, que pueden estar teñidas de ideologismo. Especialmente ocurre esto con respecto a la sociología, la economía y la teoría política.

    Directrices para la acción: los medios deben ser coherentes con los fines y de conformidad con la dignidad del hombre. Pero, además, la doctrina existe para ser aplicada. A esto se refirió la encíclica Mater et Magistra:

    “Sin embargo, hoy más que nunca, es necesario que esta doctrina social sea no solamente conocida y estudiada, sino además llevada a la práctica en la forma y en la medida que las circunstancias de tiempo y lugar permitan o reclamen.” (221)

    Para que esto ocurra, es necesario que los católicos estén convencidos de que la doctrina es apta para resolver los problemas sociales. Ahora bien, al aplicar los principios a la realidad, puede ocurrir que surjan divergencias entre católicos, puesto que hay cuestiones que son opinables; en estos casos, debe actuarse con respeto mutuo y buscar los puntos de coincidencia. También es preciso evitar, so pretexto de perseguir lo óptimo, descuidar el bien que es posible lograr y que, por lo tanto, es obligatorio concretar.

    Al relacionarse en la vida social, con personas de otras ideas, hay que poner empeño en no aceptar compromisos que puedan afectar la integridad de la religión. Pero, manifestarse siempre dispuestos a colaborar con obras buenas o que puedan conducir al bien, al margen de quienes hayan tomado la iniciativa.

    El magisterio recuerda que la Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer, pero es experta en humanidad y posee dos mil años de experiencia que avalan la profundidad de sus reflexiones. La Doctrina Social de la Iglesia no es una “tercera vía”, entre el capitalismo liberal y el colectivismo marxista. Tiene categoría propia; no pertenece al ámbito de la ideología sino al de la teología.

    Pío XII enseñó que la doctrina social es obligatoria para todo católico, y aclaró:

    “...esta doctrina está fijada definitivamente y de manera unívoca en sus puntos fundamentales, ella es con todo lo suficientemente amplia como para adaptarse y aplicarse a las vicisitudes variables de los tiempos, con tal que no sea en detrimento de sus principios inmutables y permanentes.” (Aloc. 29-4-l945)


     Interpretación de los documentos pontificios

    Ninguna encíclica aislada puede pretender ser indiscutida, pero cuando hay continuidad en varios documentos y en sucesivos papas, no puede dudarse de la autenticidad de la doctrina (Lumen Gentium, 25).

    Afirmaba Pío XII, en la alocución mencionada, que la doctrina social es “clara en todas sus partes”. Esto no significa que no pueda haber párrafos difíciles o que merezcan dudas y hasta objeciones, en un documento determinado. La claridad de los conceptos se refiere a la doctrina en su conjunto, y para asegurar su correcta interpretación se deben utilizar ciertas reglas:


    a) utilizar el texto auténtico (oficial), que habitualmente se redacta en latín, y es traducido y publicado por el Osservatore Romano. Un ejemplo de alteración del texto -verdadero fraude intelectual- se verificó con un concepto utilizado por la Mater et Magistra: “socialización” -incremento de relaciones sociales-, que fue traducido en algunas ediciones, por “socialismo”.

    b) analizar los conceptos: ello requiere el estudio de cada documento, que no debe ser leído como una revista.

    c) confrontar textos similares: sobre un mismo tema, en varios documentos. Ej.: la propiedad.

    d) ir del todo a la parte: siempre conviene leer completo un texto, antes de detenerse en cada párrafo, para tener un enfoque global y completo del contenido.

    e) considerar las circunstancias: de fecha y lugar, para determinar el carácter del documento: si tiene un alcance universal o específico.

    f) distinguir lo doctrinal de lo prudencial: la enseñanza de un documento puede ser inaplicable a un caso distinto al que dio origen a aquél. También puede ser errónea la evaluación de una problemática. Por ejemplo: Pío XI condenó a un movimiento político, la Acción Francesa; Pío XII, con mejor información, levantó la condena.

    g) aclarar con la teología y la filosofía: habitualmente los documentos traen referencias a los Padres y Doctores de la Iglesia. Especialmente importante es la consulta con la obra del Dr. Universal, Sto. Tomás de Aquino.

     Difusión de la DSI

    La enseñanza y la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia forman parte de la misión evangelizadora de la Iglesia. Juan Pablo II, en la “Centesimus Annus”, habla del anuncio de la DSI; expresión llamativa porque implica analogarla al anuncio del Evangelio.

    “De esto se deduce que la doctrina social tiene de por sí el valor de un instrumento de evangelización: en cuanto tal, anuncia a Dios y su misterio de salvación en Cristo a todo hombre y, por la misma razón, revela al hombre a sí mismo.” (CA, 54)

    Ahora bien, debemos determinar a quién corresponde este anuncio y la aplicación respectiva de la doctrina social. Mons. Quarracino, siendo Secretario General del CELAM, destacó que la Iglesia fijó una teología del laicado en la Lumen Gentium, donde se expresa que es a los laicos a quienes corresponde gestionar los asuntos temporales y ordenarlos según Dios (LG, 3l). 

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